El Día de Muertos es una de las celebraciones más significativas y coloridas de México, reconocida a nivel mundial por su manera única de honrar y recordar a los seres queridos que han fallecido. Esta festividad, que se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre, es una mezcla de creencias indígenas y prácticas católicas introducidas durante la colonización española, reflejando la rica diversidad cultural del país y su profundo respeto por la vida y la muerte.
Esta tradición tiene raíces ancestrales, pues se remonta a las prácticas funerarias de las antiguas civilizaciones prehispánicas, como los mexicas, mayas y purépechas. Estas culturas tenían la creencia de que la muerte era solo una fase en el ciclo de la vida y que los espíritus de los fallecidos regresaban una vez al año para convivir con sus familiares vivos. Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, las tradiciones indígenas se fusionaron con el catolicismo, dando como resultado la celebración que conocemos hoy.
La festividad varía entre las diferentes regiones de México, pero hay ciertos elementos característicos en las celebraciones. Uno de ellos son las ofrendas; altares que se construyen en los hogares y panteones para recibir a las almas de los seres queridos. Estos suelen estar llenos de colores, flores de cempasúchil, papel picado, veladoras y fotografías de los fallecidos, además de alimentos y bebidas favoritas de los difuntos, ya que se cree que sus espíritus visitan y disfrutan de estas ofrendas en su breve regreso al mundo de los vivos.
Las celebraciones del Día de Muertos también incluyen la creación de calaveras de azúcar, panes de muerto y la tradicional Catrina, una figura icónica creada por el artista José Guadalupe Posada y popularizada por Diego Rivera. Esta figura, que representa una calavera vestida elegantemente, es un recordatorio de que la muerte es una experiencia común que nos une a todos sin distinción.
Para muchas familias, es un momento de reunión para compartir recuerdos en honor a sus seres queridos que se adelantaron en el camino. A diferencia de otras culturas, en México la muerte se celebra con alegría y respeto, en lugar de tristeza, pues se cree que la memoria de los difuntos sigue viva mientras los recordemos.
Además de los altares y las reuniones familiares, en las escuelas y comunidades se realizan festivales y actividades culturales que incluyen desfiles, concursos de disfraces y lecturas de calaveritas literarias. Estos festivales, junto con las ofrendas, son una forma de preservar y transmitir esta tradición a las nuevas generaciones, garantizando que ella perdure en la cultura mexicana.
Adicional a todo el folklor y las creencias alrededor de este relevante suceso, en este 2024 tenemos la oportunidad de valorar la vida, las oportunidades que se presentan, reflexionar sobre el cierre de año, reconocer las bendiciones recibidas y ser generosos con nosotros mismos, con nuestros seres queridos y con nuestras comunidades.
Finalmente, el Día de Muestos es más que una simple festividad; es una expresión de la identidad y del espíritu de los mexicanos. Nos invita a recordar a nuestros seres queridos con alegría y gratitud, celebrando sus vidas y el legado que nos han dejado. También es un recordatorio de la fugacidad de la vida y de la importancia de disfrutarla plenamente.
Y tú, ¿cómo celebras el Día de Muertos? Te invito a compartir tus experiencias en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí, con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.
Como lo expresó Octavio Paz, uno de los grandes poetas mexicanos: “Para el mexicano, la muerte no es el final, sino una ventana hacia la eternidad.”